miércoles, 10 de junio de 2015

UTSM - Ultra-Trail da Serra de São Mamede (PORTUGAL)

Un año después de mi primer intento de terminar un ultra, el UTSM, iba a volver a tierras portuguesas, para esta vez si poder ser finisher o esa era la idea cuando me inscribí a principios de año.
Si el año anterior, los meses anteriores estaban totalmente relacionados con la preparación de dicho ultra. La de este año, prácticamente poco tuvo que ver.
A la hora de preparar una carrera o como en este caso un ultra, soy bastante desastre y mas cuando hablo con otros compañeros sobre la preparación de carreras, me quedan sorprendidos por la dedicación a la preparación de dicha carrera.
Celina en el TP80
 Es el caso de Celina, que subiendo a Fuenfria (TP80) me comentaba como había preparado dicho ultra. Chisco en varias ocasiones me comentaba lo mismo, en lo meticuloso que es a la hora de preparar una carrera. Juanan, para el ultra del año anterior, también hizo una preparación especial y todo relacionado con dicho ultra. Otros como Julio Tejeda o Javi Pocito son capaces de hacer tiradas en solitario de mas de 30 km.


Sierra de Gredos
Yo este año, creo que lo único que hice bien como preparación del ultra, han sido los 3 trail de 32 km en los que participe y de cara a los últimos km del ultra, todas las rutas senderistas que hice con Laura, que estoy seguro que me vendrían mejor que los trail, sobre todo mentalmente para cuando tuviese que echarme a a andar en el ultra, que iban a ser muchos los momentos. 


I Carrera Sierra de Montánchez
También influiría en mi preparación, la carrera que se celebró a mediados de marzo por la Sierra de Montánchez, de la cual estoy orgulloso de haber podido colaborar y que me haría olvidar dicho ultra durante aquellos 2 meses.
Ya en abril y preparando la carrera de Garganta de los Infiernos, tendría una sobrecarga en el soleo, aunque donde realmente me molestaba era en el talón, sobre todo a la hora de bajar.
Todas estos imprevistos, me hacían dudar de la preparación, además de no estar nada motivado para el ultra. 
Hasta una semana antes, me pensaría de acudir o no, al final sería que si y así me iría en la aventura. 
Lo mas cómodo para llegar a Portalegre desde Miajadas, sería hiendo por Badajoz, pero por no ir solo, quedaría con Luigi en Cáceres y desde allí irnos por Valencia de Alcántara para pasar la frontera y poder ver por donde pasaríamos horas después. Se nos uniría Gonzalo, de los "Sipotes Trail", el cual iba muy mermado físicamente, por culpa de sus costillas, por lo que su aventura en el ultra se veía venir.


Con Luigi
Unavez en Portalegre, al llegar al estadio, coincidiríamos con otros 2 "Sipotes Trail", Falcón y Diego, juntos iríamos a por los dorsales.
Allí saludábamos a Joao Carlos, máximo responsable del ultra, también a Manuel Perozo y Fernando Alves, el que haría las funciones escobas. Este último nos comentaba que en la zona de las antenas (km 29), nos abrigásemos bien, porque iba hacer frío.
Con Gonzalo, Diego, Luigi y Falcón



Ya con el dorsal y después de dar una vuelta por el estadio, nos propusimos  cenar , por lo que sacábamos nuestras neveras y en unas escaleras del estadio, cargábamos las baterías para la noche.
Eramos un manojo de nervios, Falcón y yo no parábamos de comentar momentos del año anterior, ya que el recorrido era prácticamente el mismo, mientras Luigi se reía con esa sonrisa habitual, Gonzalo y Diego tragaban saliva al escucharnos.
Bolsos para Marvao



Llevaríamos los bolsos al camión,el cual los llevaría hasta Marvao, donde tendríamos la posibilidad de cambiarnos o coger lo que hubiéramos metido. 
En mi caso, introducía, ademas de la ropa, unas zapas, un bocadillo de jamón, bebida isotónica, varios geles y algo de dinero por si la ocasión lo decidiera.
Aún quedaban 2 horas para el inicio, por lo que nos fuimos a tomar ese café solo, que en Portugal lo llaman bica. 
Y a cambiarse, ahora si, los nervios y el cosquilleo no paraban, por lo que nos fuimos para el estadio.
Mientras esperábamos la hora de salida, nos víbamos encontrando con corredores como Guerra de los "Comesuelas" pacenses.

Descansando con Luigi
Con Gonzalo, Luigi y Guerra

Iba llegando la hora y la organización nos pedía que pasáramos a la zona de los corredores, para pasar el control de dorsales.
Con la mascota

Allí nos encontrábamos con el resto de "Sipotes", Javi Pocito, Pepin, Marco y como no, Ángel, que este año no participaba y con el cual pasaría muchos km el año anterior.
Nos posicionábamos todos juntos, por el medio del grupo, ya no quedaba casi nada y los nervios mordían, y y y... 
Ahora si, no quedaba nada, si el año pasado salíamos con la canción de los Pink Floyd, este año con una música muy alegre, la que los portugueses cantaban, y y y y ....iban a dar las 00:00 horas, por lo que se daba la salida...



Los primeros km, sobre todo eran para irse posicionando. Uno al ser muy nervioso y al ser de la partida cerca de 600 ultreros, decidí ir adelantando posiciones, para no tener que parar tanto en las zonas donde se formarían los tapones, causados por zonas estrechas o al cruzar los arroyos, además al llevar tiempo sin llover, la polvareda que se formó durante los primeros 10 km, provocaba que el ambiente fuese casi irrespirable.

Sobre el km 5, me pasaban Luigi y Manuel Perozo  y unos km mas adelante era Javi Pocito, el que llegaba hasta mi.

Haríamos juntos hasta el segundo avituallamiento, Km 17, en el pueblo de Alegrete, el cual me sorprendió gratamente el año anterior y este no iba a ser menos. Lo dejaré en asuntos pendientes, para poder ir a visitarlo.
A partir de aquí, mas de 10 km en continua subida, por lo que ya iba con los bastones y de Javi ni rastro, lo perdería en el avituallamiento.
Durante la subida, el aire y el frío que nos comentaba Fernando Alves, se hacía realidad, además de un fuerte viento. Hasta entonces todo iba correcto, concentrado en la subida, intentando no gastar de mas, bebiendo siempre que era necesario, aunque la soledad de estos km no me gustaban nada, miraba hacía atras y no sabía si esperar a cuatro o cinco luces que venían a unos cien metros o seguir, decidí seguir, hasta que una vez los porcentajes de la subida empezaran a ser superiores y empezaran a pasarme bastantes ultreros. Uno de ellos era el amigo Guerra de los comesuelas, que conocía esta zona. 
Me comentaba que fuésemos juntos, pero eran las rampas con mas desnivel y me era imposible seguirle, por lo que subí a mi ritmo.
De nuevo tocaba a remar en solitario, aunque esta primera parte de la subida estaba llegando a su fin. llevába un rato escuchando el sonido de aquellos gigantes de un solo ojo, por fin llegaba hasta ellos, eran molinos eólicos, aunque ya lo sabía del año anterior.
Tocaba bajar, lo haría con precaución, al tener en mente los problemas de talón. Justo terminando este tramo de bajada, me volvía a unir con Guerra, con el que esta vez si, haríamos juntos los 2 km que nos llevarían a las antenas, techo del ultra, con algo mas de 1000 metros de altitud, donde se encontraba el tercer avituallamiento (Sao Mamede, km29), que estaba  muy bien acondicionado en una carpa. Allí nos apelotonábamos, refugiándonos del frió, mientras tomábamos todo tipo de alimentos, como de bebidas.
Allí nos encontrábamos con Manuel Perezo, el cual se había caído, perdiendo mucho tiempo, por lo que decidió tomarse el resto del ultra con mucha calma.
De repente llegaban Javi Pocito y Falcón, pero estos apenas paraban, mientras Guerra y yo ya llevábamos allí tres o cuatro minutos y sin prisas de salir.
No sabía que hacer, si quedarme con Guerra o bien, irme con Falcón y Javi. Decidí arriesgar e irme con estos últimos. 
Desde aquí y hasta el cuarto avituallamiento (Sao Juliao, km 38) iba a ser en bajada. Una buena prueba de fuego para mi talón.
Empecé bajando fuerte para intentar llegar hasta Javi y Falcón. Me costaría mas de lo normal llegar hasta Javi, de Falcón ni rastro, según me dijo después lo había adelantado sin darme cuenta, es lo que tiene la noche, que nos confunde, jaja.
Una vez con Javi, me costaba seguirle, en las bajadas con mas desnivel, no iba agusto, mi pisada no era natural, para evitar las molestias, aunque no me impedía correr.
Llegando al  cuarto avituallamiento, 
¡¡¡Que bajadita!!!
De apenas 300 metros, pero con una gran pendiente y en linea recta. Aquí si que me fue imposible seguir a Javi.
Aquí nos encontrábamos con Pepín y después de avituallarnos de nuevo tocaba subir, iban a ser 5 km de continua subida que nos llevarían hasta la frontera con España.
Decidí dar un paso atrás y subir a mi ritmo. Estaba entre parar o no parar a cambiar las pilas del frontal. Decidí no hacerlo al ser en subida e iba andando, además de que empezaba a amanecer.
Poco a poco se iba viendo cada vez mejor, ya se veía el edificio, refugio o zona de vigilancia, desde el cual se podía ver a km de distancia, tanto de la zona española como de la portuguesa.
De repente, me viene a la memoria, el gran Ángel de Mérida, el cual este año no participaba, pero con el que el año pasado compartía muchos km. Me llegaba a la memoria, porque por la zona que iba en ese momento, el año pasado me asalto entre la maleza, menudo susto me dio, venía de hacer sus necesidades.
No se si por empezar a recordar a Ángel, pero al igual que el año anterior y por el mismo lugar, los aductores me empezaban a molestar. El año pasado estaba allí Ángel para darme la pastillita, pero este año, nada de nada.
Ya quedaba muy poco hasta el quinto avituallamiento (Porto de Espada, km49), por lo que intenté llegar sin forzar mucho. 

Una vez en el, tocaba hacer parada larga, muchos estiramientos mientras me avituallaba. De nuevo me encontraba con Perozo, que me comentaba de los problemas a causa de la caída.







Mitad del ultra casi completado y todo iba bastante bien, mucho mejor de lo esperado e incluso creo que algo mejor que el año anterior.
El siguiente destino, Marvao (km 60), dcl cual siempre tendré buenos recuerdos, al ser un pueblo precioso, pero al que me iba costar llegar a el y mas aún cuando una vez que estas casi en Marvao, te hacen bajar, para subir por una zona espectacular, que realmente creo que merece la pena, hacer el recorrido así.
Para entonces se nos uniría Falcón, con el y con Perozo haríamos la subida hasta Marvao.
Una vez en Marvao y tras la entrada por una de las puertas de su castillo, tocaba además de avituallarse, cambiarse, ya que la organización nos dio la oportunidad de tener un bolso allí.
Además de cambiarme, tenía  un rico bocata de jamón con el que compartí con Perozo, para entonces Falcón ya nos había abandonado.


Era momento de marchar, aunque antes tocaba pasar por el avituallamiento, donde me bebí un rico caldo que me sabía a gloria. Allí nos encontrábamos con Guerra. no dejábamos de hablar con el y cambiar impresiones, hasta que llegó un momento en el que me estaba quedando frío, por lo que tocaba volver arrancar.
Guerra se quedaba allí, mientras Perozo y yo comenzábamos a correr.
Al llegar a Portagem (km 65) le comentaba a Perozo que el año pasado nos hicieron cruzar el río, este año en cambio, pasaríamos por los puentes.
Hasta Carreiras (km 70), donde estaba el séptimo avituallamiento, el dúo con Perozo ya era una realidad: Perozo tiene fama entre los corredores, por ser una persona tímida, bastante reservada y que apenas habla. Esa sensación tenía de el hasta este día. a partir de hoy creo que he ganado a un gran tipo, con el que tuve grandes conversaciones que me haría olvidar muchos de los malos momentos de la carrera.
Los km iban pasando y nos acercábamos al punto clave del año anterior (km77), en Castelo de Vide, donde en todas las ediciones anteriores te hacían bajar por una zona donde hay una cuerda atada, para que puedas ayudarte en la bajada.
Aquí fue donde el año anterior, en un movimiento brusco, me caería, con su consiguiente mareo, que a la larga, me haría abandonar.
Justo llegando al lugar, nos cruzábamos con Falcón, el cual ya había pasado por allí.
Cual sería mi sorpresa, al ver que este año no habían quitado dicha zona con la famosa cuerdita.
En el avituallamiento, me encontraba con un chico de Arroyomolinos, que participaba en la maratón.
Los km se empezaban a acusar y por momentos la mente volvía a generar las dudas de las cuales el año anterior me haría abandonar.
Pero....., sobre el km 80, en plena bajada me entraría un golpe de euforia que me duraría lo que duraba la bajada, unos 5 km. Dicho momento lo compartíamos con otro de los grandes de este deporte, el portugués Vitorino Coragem, el cual estaba corriendo la maratón.
A partir de aquí, ya apenas recordaba el recorrido, fueron mis últimos km del año anterior. Íbamos por una zona muy bonita, bastante técnica, que nos llevaba hasta el PAC 9 (km90), Convento Da Provença, donde abandonaba el año anterior.

Ya en el Convento, donde en un principio me iba a alojar y donde estaban alojados la mayoría de los romanos. me encontraba con Sergio, otro de los romanos que terminará el año anterior dicho ultra y que este año venía de turista.
Ya le había comentado antes de llegar a Perozo, que en dicho avituallamiento también daban pizza, manera de comer, llegábamos todos hambrientos, porque las bandejas de pizzas volaban.


Yo decidí salir antes que Perozo del allí, sabiendo que me cogería rápidamente.
  

Y así fue, unos km mas adelante Perozo llegaba nuevamente hasta mi.

Todos estos km eran nuevos para mi, pasaban muy despacio, porque a mis piernas cada vez les costaban mas correr.
Ya se veía Portalegre, pero aún nos faltaba hacer la última subida del ultra. Una subida que comenzaba entrando por el medio de una casa de campo portuguesa, por todo el medio del huerto, vamos como en España.
Las vistas de Portalegre eran espectaculares, aunque uno ya no estaba para vistas, solo quería llegar a aquel estadio del cual había salido 13 horas antes.
Llegábamos a la cima y después de una bajada bastante peligrosa, llegábamos al último avituallamiento, el PAC 10 (km95) Ermida da Penha. Apenas me avituallo, además del cansancio, empezaba a tener ardores.
Tenía otro pequeño brote de euforia, durante la bajada por la escalera que nos llevaba hasta Portalegre, que podían ser, unos cien metros de escaleras, pues si la mayoría los bajaban andando, yo los hice corriendo.
¡¡¡Para vernos matados!!!
Seguíamos avanzando y después de la tormenta, siempre llega la calma, pues eso fue lo que me pasaría a mi, después de dicha euforia, un bajonazo que a pesar de ir en llano, apenas me dejaba correr.
De pronto, un cartel anunciando 5 km a meta, que largos se me iban hacer.
Perozo tiraba de mi, que hubiera sido de mi durante estos km sin su apoyo, realmente nunca lo sabré, pero iba muy muy tocado.
Después de un buen rato, vemos otro cartel, 4 km a meta.
Esto me haría blasfemar, ya que durante 98 km ni un solo cartel  o por lo menos que yo no viese y ahora los iba a tener cada km.
Iba muy muy tocado, además del cansancio y de los ardores, el calor hacía el resto.
Se que llegaría a meta, pero no sabía cuando. Me entraban ganas de tirarme un rato en una de las sombras que daban los pocos árboles por lo que me encontrábamos. Estaba seguro que si no es por Perozo lo hubiera hecho.
Nadie dijo que fuera fácil, pero este cuento iba a tener final, entrábamos en el último km, Perozo me pedía un último esfuerzo, me era imposible y de pronto al entrar al estadio para hacer los últimos 350 metros, dándo la vuelta a la pista de atletismo, mi último golpe de euforia.
Parece mentira lo que puede hacer la mente, ahora era yo el que le pedía a Perozo un último esfuerzo y por fin y después de 103 km, el arco de meta.
Aquí la secuencia de nuestra entrada:



Y aquí mi entrada en meta, tal como la sentí.

Después de 14h 46' cruzábamos la línea de meta., en la posición 90 de 420 llegados a meta.
   Antes de finalizar esta crónica, mi agradecimiento a Manuel Perozo, por tantas horas de compañía, agradecerle su apoyo en tantos momentos de crisis.
¡¡¡ Gracias Fernando, esto Manuel!!! 
Y como no, agradecer el apoyo de mi míster-entrenadora- manager-psicóloga- pareja, todo en uno, Laura. Nadie dijo que fuera fácil, pero tu hiciste que no fuera tan complicado.
¡¡¡¡GRACIAS UNA VEZ MAS!!!!


¡¡¡¡¡¡  Y    E S T E    C U E N T O     S E      A C A B Ó !!!!!!







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